Septiembre
Como un folio en blanco vuelve septiembre. Y con él los retos, ilusiones y proyectos de un año en el que nada está dicho y del que poco se puede contar. Para millones de estudiantes de este país se trata de un 1 de enero anticipado en el que la gran noticia equivale a la certeza de saber que la vida, al menos sobre el pupitre y el aula, es esa historia que espera a ser escrita en cuadernos de gruesa página –léase tablets o laptops-. El Pinar, como cualquier comunidad educativa, renace con cada final de verano. Cambian las formas, pero se mantiene el fondo. Miles de jóvenes han transitado por sus patios, pistas deportivas, clases y laboratorios de ciencias durante las últimas dos décadas. Éste, sin embargo, no será un septiembre cualquiera en el bagaje de la institución académica de Alhaurín de la Torre. Con la mayor cifra de alumnos de toda su historia; un equipo docente altamente cualificado, una completa renovación de instalaciones –más 1.000 metros cuadrados de espacios lectivos y deportivos de nueva construcción-; y un proyecto pedagógico basado en el trabajo por proyectos, los idiomas, la Música y el Arte y las nuevas herramientas tecnológicas aplicadas a un plan de aprendizaje transversal –Robótica y Drónica; Programación… – el centro abre una nueva etapa que sentará un precedente en el ámbito de la educación privada malagueña.