Comunicación

TALENTO NOVEL

NOVELISTAS escolares

Blanco y Negro I: La Guerra de los Mundos’ es el primer título de la trilogía de Ciencia Ficción que han desarrollado las estudiantes de primer curso de Secundaria Julia Doblas, Elvira Arronis y Lucía Toré durante un año escolar marcado por el COVID-19; unas circunstancias que han inspirado la primera aventura narrativa de estas tres amantes de las letras que ya tienen sobre la mesa alguna oferta editorial para publicar su obra

Unos corrieron al súper a comprar toneladas de papel higiénico, otros optaron por aplaudir cada tarde desde el balcón y hasta los hubo que hicieron kilómetros dando vueltas a la manzana con el perro. Este año y medio de pandemia, casa y silla de escritorio ha dado para mucho; tanto, que hasta las hay que han encontrado su vocación y la inspiración a la sombra del flexo. Las alumnas Julia Doblas, Elvira Arronis y Lucía Toré no imaginaban hace tan sólo 12 meses que el curso de la COVID-19 sería también el de su estreno como escritoras; un año repleto de emociones fuertes en el que ha visto la luz su ‘opera prima’.

Cargada de acción y escenas en las que se suceden los giros de guión en una lucha entre ‘buenos no tan buenos y malos no tan malos’ que tiene como escenario el planeta Tierra, pero que se libra entre personajes que habitan otros dos espacios del espectro no visible; el supramundo y el inframundo; ‘Blanco y Negro I: La Guerra de los Mundos’ es el relato de un conflicto trepidante centrado en la vida de cinco personajes principales; muy en la línea de las novelas de fantasía que tanto gustan en la actualidad, pero que estas escritoras noveles han aprovechado de una manera magistral para construir una intrahistoria en la que denuncian las consecuencias de la falta de entendimiento y concordia entre la humanidad; luchas que dejan muertos y huérfanos; los efectos del odio y el racismo; el arrinconamiento al que se ven sometidos algunos colectivos; así como una denuncia abierta del machismo. Temas de actualidad que estas estudiantes de destrezas lingüísticas de una de las aulas GAR (Grupo de Alto Rendimiento) del Colegio El Pinar han aprovechado para contar y trasladar al lector en clave narrativa.  

 Se trata de la primera entrega de un trabajo más amplio en el que las tres jóvenes continúan avanzando y del que esperan sacar otras dos entregas durante los años venideros. El próximo, que ya ha sido esbozado en la mente de la ideóloga del proyecto, Lucía Toré, hasta tiene título: ‘El heredero de la profecía’.

 

La historia creativa que rodea a esta obra de ficción sustanciada como iniciativa de innovación didáctica y coordinada por Merche Funes, una de las componentes del equipo Psicopedagógico del centro y supervisora de proyectos de Aula GAR en El Pinar, es tan singular como la propia trama y, al igual que la novela, se encuentra plagada de coincidencias, sucesos reseñables y maravillosas intervenciones del destino. “La principal premisa de trabajo en nuestros proyectos de Aula GAR es la flexibilidad, la libertad de acción y el respeto a la iniciativa de los alumnos. Fue así como en la reunión de principio de curso que mantuve con ellas, surgió la idea de desarrollar esta propuesta creativa en la que ya estaba inmersa Lucía”, cuenta Funes.

TRABAJO DE EQUIPO

Nació en ese momento el grupo de trabajo compuesto por estas tres integrantes en el que se establecieron los roles de ‘escritoras-creadoras’ y ‘editora’. Éste último recayó en Elvira, que también ejerce de ilustradora y que es la encargada de pulir y sacar brillo a la acción literaria que ejercen Julia y la propia Lucía. Sobra decir, remarca Funes, “que la coordinación y el trabajo en equipo en un proyecto como éste son tan importantes como la propia chispa creativa”.

Escritoras a los doce años. No conocemos muy bien las primeras letras del maestro García Márquez a esa edad o los renglones salidos del cuaderno de Vargas Llosa; tampoco como eran los trazos líricos de Alberti; pero estas tres alumnas con una clara ventaja para las letras no sólo han devorado libros y libros en las noches de invierno y en las tardes de verano, si no que han puesto horas y horas de folio y bolígrafo al término de sus tareas escolares para construir este relato de fantasía al que ya le ha echado el ojo algún que otro sello editorial; según confirman sus protagonistas. Preguntadas sobre el por qué de esta afición, del ‘late motiv’ que les ha llevado a embarcarse en una aventura similar, responden con la mayor naturalidad que “nos pusimos a escribir y decidimos crear esta novela porque no podíamos hacer otra cosa. Se trataba de un hecho natural con el que todas estábamos entusiasmadas”.

A la caza de una editorial

Aseguran que esta afición por la narrativa reclama atención, tiempo y esfuerzo. Calculan en “unas diez horas a la semana” el tiempo que invierten en construir estos mundos oníricos y nuevas escenas para los personajes de su saga. Tampoco ocultan que, “como las horas pasan volando cuando estamos trabajando, igual estas diez horas se quedan cortan”, comentan entre risas.

Y ésta es solo una parte de la tarea, claro; pues al ser una obra de coautoría, luego deben dedicar también una parte del proceso a la coordinación, puesta en común de ideas, fragmentos y, sobre todo, a pulir la edición, una responsabilidad que recae en la figura de Elvira. Con el curso 2020/21 ya finiquitado, estas tres escritoras noveles se afanan en dar con el sello editorial más conveniente que se encargue de poner su trabajo en las estanterías de las librerías, una imagen que “es el sueño hecho realidad que buscamos”. Sin embargo, no tienen previsto ceder su creación así como así; pues añaden que ya han tenido alguna que otra oferta para dar salida al relato; “propuesta que hemos rechazado porque no queremos ceder los derechos de la obra sin un buen acuerdo”, puntualizan. A nadie le amarga un dulce. Fama sí, pero no a cualquier precio.

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